CANSADOS PERO NO NOS DETENEMOS
- Marina Sosa
- 5 jul 2019
- 4 Min. de lectura

Cansados pero no nos detenemos, lo que todo cristiano necesita comprender hoy. Hace unos días tenía la oportunidad de predicar la palabra de Dios en mi iglesia y mientras me preparaba para ello y le pedía a Dios dirección al respecto, me ví muy atraída en meditar en las siguientes palabras que Pablo les estaba compartiendo a los corintios.
<<Por eso aunque tengamos toda clase de problemas, no estamos derrotados. Aunque tengamos muchas preocupaciones , no nos damos por vencidos. Aunque nos persigan, Dios no nos abandona. Aunque nos derriben, no nos destruyen.
Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día. Nuestros sufrimientos son pasajeros y pequeños en comparación con la gloria eterna y grandiosa a la que ellos nos conducen.
A nosotros no nos interesa lo que se puede ver, sino lo que no se puede ver, porque lo que se puede ver, solo dura poco tiempo. En cambio, lo que no se puede ver, dura para siempre >>.
2 Corintios 4: 8 - 9, 16 - 18.
La primera verdad de estos textos es que nosotros vamos a experimentar cansancio emocional. Está bien llegar a sentirnos en algún momento agotados, desanimados o muchas veces llegar a sentir que hemos perdido el rumbo de esta carrera de vida.
Es decir, está bien no llegar a estar bien y esto no le toma por sorpresa a Dios. Dios sabe que podemos llegar a experimentar este tipo de situaciones emocionales y es por esa razón que Jesús se hizo uno como nosotros para poder comprendernos en todo y ayudarnos en nuestras necesidades.
En cierta ocasión mientras se acercaba el momento en que Jesús iba a ser entregado, el se encuentra explicándoles a sus discípulos que dentro de poco ellos huirían y lo dejarían solo. Sin embargo rápidamente Jesús les dice: pero no estaré solo, porque el padre está conmigo. Les he dicho todo lo anterior para que en mi tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense porque yo he vencido al mundo. Juan 16:33
Jesús se anticipó a decirles que tuvieran paz y que confiarán en lo que él iba hacer para cuando llegarán esos momentos de tristeza, de dolor y de impotencia a causa de lo que habían hecho en contra de él.
Para Jesús era importante decirles esto a los discípulos, porque él sabía que el desánimo y la decepción generan retrasos, genera un estancamiento emocional y espiritual, y él quería que ellos recordaran esta palabra para que luego pudieran gozar de la promesa que venía a través del Pentecostés.
Joyce Meyer menciona que “gran parte de la tristeza del cristiano está relacionada con haber entristecido al Espíritu Santo y después nos preguntamos porque hemos perdido el gozo”.
Generalmente nuestro cansancio emocional está relacionado con no estar haciendo lo que Dios espera que hagamos. Sin embargo también es influido por la realidad de nuestro contexto y nuestros esfuerzos por contrarrestar o evitar que nos arrastren con ellos. Pablo identificó y expuso la situación emocional que estaban pasando pero dice con todo eso no estamos derrotados y no nos damos por vencidos.
Proverbios 24:16 dice Porque siete veces cae el justo y vuelve a levantarse. Es importante que identifiquemos ¿qué es lo que nos genera el agotamiento emocional? y a la vez contrarrestarlo con las promesas y verdades de Dios.
La segunda verdad tiene que ver con experimentar cansancio físico pero nuestro espíritu tiene la capacidad de renovarnos.
Nosotros no estamos siendo perseguidos, ni estamos siendo derribados con ataques o golpes físicos por predicar la palabra como lo estaba viviendo Pablo. Pero el esfuerzo del día a día, el trabajo, la presión, el estrés, nuestra sociedad o las preocupaciones tienen un efecto de debilitamiento físico, pero solo si nuestro Espíritu se mantiene renovado es como podemos sostener nuestro cuerpo exterior, el cual se enfrenta a grandes pruebas y a conflictos emocionales.
Un ejemplo de ello es una situación específica por la que tuvo que atravesar el profeta Elías. Y es que cierto día Elías se había enfrentado a 450 falsos profetas de obviamente un falso dios y definitivamente estaba cansado físicamente como para seguir con algo más.
Sin embargo si venía algo más y era que lo buscaban para matarlo, entonces lo más razonable debido a su cansancio era huir y esconderse, en una cueva para ser específicos. Lo que Elías quizá no esperaba era que ahí también iba a estar Dios con él, quien le dijo ¿Qué haces aquí Elías?
Dios seguirá estando con nosotros a pesar de querer escondernos o estar agotados y va a querer escucharnos como siempre lo hace, para poder luego decirnos: descansa y come porque largo camino te resta.
Por lo tanto no nos demos por vencidos, no nos detengamos, y al contrario podamos decidir seguir viviendo por la fe a pesar de todo el panorama.
El diablo nos susurra todo el tiempo a nuestro corazón que “no vale la pena pelear esta batalla de la fe, que Dios ya no hace milagros, que Dios ya no restaura los corazones, que Dios no quiere darnos un mejor futuro y que quizás Dios no es tan bueno que se diga”.
PERO no nos dejemos confundir ni agotar por las cosas falsas y temporales de esta vida. Es de valientes decir ¡NO! Y es de valientes anhelar y preocuparse por obtener las cosas reales, las que no se ven pero que son eternas.
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