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NO SOMOS ESCLAVOS

  • Foto del escritor: Marina Sosa
    Marina Sosa
  • 21 mar 2019
  • 3 Min. de lectura

¿Soy un esclavo? La respuesta es: todos lo hemos llegado a ser o lo seguimos siendo. La palabra de Dios dice que por cuanto todos hemos pecado nos volvemos enemigos de Dios; eso también quiere decir que somos esclavos, esclavos de la naturaleza pecaminosa que habita en nosotros. ¿En qué consiste la naturaleza pecaminosa y porqué nos esclaviza? Todos nacimos con esa naturaleza a causa de la desobediencia y pecado de Adán y Eva. Dicha naturaleza consiste en nuestro Yo o viejo Yo (hombre) que se deja llevar y se corrompe según los deseos engañosos y de maldad de nuestra mente y corazón; ahora, nos esclaviza porque suele estar en una constante de pensamientos y sentimientos de vacío, de miedo, de odio, de tristeza, de dolor, de soledad y otros más que en los últimos años han sido parte de factores directos que inciden en el número de suicidios, homicidios y en toda clase de interacción y relación disfuncional. Sin embargo Dios pensó en un único plan para romper esa esclavitud y para poder llegar a reconciliarnos con Él, para que él pueda ser nuevamente nuestro Padre Dios; y ese plan consiste en el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Nosotros podemos afirmar que NO somos esclavos cuando realmente hemos llegado a comprender el precio y la gracia que envuelve ese sacrificio. El apóstol Pablo escribe en Gálatas 2:20 NVI he sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mi. Si nosotros confiamos en Cristo para nuestra salvación, participamos espiritualmente con Él en su crucifixión y recibimos la victoria sobre el pecado y la muerte. ¡Nuestro viejo Yo está muerto! eso significa que dejamos atrás todo lo que éramos y lo que poseíamos para ahora identificarnos con Jesús. Dios tiene muy presente todo lo que representa la muerte de su hijo Jesús en la cruz, que a través de ese acto de amor, Jesús perdonó y limpió nuestros pecados, se llevó nuestras enfermedades, cargó con nuestros dolores físicos y los del alma, borró nuestro pasado y rompió nuestra esclavitud al pecado. Eso significa que nosotros ya no somos más portadores de todo eso, sino que ahora, lo que vivimos, lo hacemos a través de lo que Jesús es (su persona). Es por esa razón que la palabra de Dios continúa diciéndonos en Filipenses 4: 6-7 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y La Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Darle a conocer a Dios nuestras necesidades significa creer que él puede hacer mucho más que nosotros y la fe combate el temor representado en preocupación y ansiedad. El rey y salmista David dijo en Salmos 56:3 El día en que temo, yo en ti confío, en otras palabras cuando siento miedo, decido poner en ti mi confianza. La promesa es que Dios tendrá cuidado de lo que nuestro viejo yo pueda traernos a nuestra mente y corazón por lo que Jesús ya hizo en nosotros. Joyce Meyer recomienda en su libro << Cambia tus palabras, cambia tu vida >> hacer la siguiente oración: Señor ayúdame a cambiar las cosas que puedo cambiar, a aceptar las cosas que no puedo cambiar y la sabiduría de saber la diferencia. ¿Eso significa que ya no tendremos recaídas? La respuesta es sí, sí las tendremos, cada uno de nosotros tenemos luchas y Dios las conoce cada una de ellas, sin embargo en los días que vengan voces o pensamientos que nos digan lo contrario de lo que la palabra de Dios dice que somos en Cristo debemos repetirnos a nosotros mismos: ¡NO SOY un esclavo de .... y mencionar lo que sentimos, ej: del temor, de mi pasado, de la enfermedad, de vicios, de pecados ocultos! y debemos combatir ese pensamiento malo con un pensamiento de fe. Hagamos un versículo de la palabra de Dios una dosis que nos ayude a estabilizarnos y procurar ocupar nuestra mente hablando con alguien que sabemos nos ayudará a sentirnos aún mejor y hablar con Dios. Finalmente te recomiendo escuchar una canción que habla acerca de la única verdad que debe estar en nuestra mente y corazón y es que en Jesucristo ya no somos nunca más esclavos. No Longer Slaves Bethel Music Ya no soy Esclavo Julio Melgar




 
 
 

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