EL VIAJE PARTE 1
- Marina Sosa
- 17 jul 2017
- 3 Min. de lectura

Después de un tiempo aquí estoy de nuevo y quiero iniciar esta entrada recordando la siguiente frase ''Le estoy pidiendo a Dios permiso para viajar''. Esta entrada será distinta a las demás porque en ella quiero contarles un poco acerca de mi viaje, creo que algunos pudieron darse cuenta que estuve fuera del país por unos días y el motivo? merecidas vacaciones.
Mi viaje consistió en varios eventos y es por eso que voy a dividirlo en dos partes, claro está cada parte comprende enfoques diferentes.
Recuerdo que cuando se me ocurrió la idea de poder viajar con mis hermanas, mi abuela también quiso aprovechar a no viajar sola y fue ella quién me dijo la frase que les mencione arriba. Cuando la escuché, me sonreí y me agradó la forma en la que ella estaba convencida en que si se llegara a dar el viaje, sería porque Dios así lo había querido, y vaya que Dios ya había planeado cada detalle.
Nuestro viaje fue a Estados Unidos y estábamos contentas de regresar después de unos años para visitar algunos lugares y compartir con familiares.
Algunos de los lugares visitados fueron el National Aquarium el cual recuerdo que mi mamá me regaño al ver las fotos, porque ''Pude haber muerto'' por tocar una mantarraya pequeña, también algunas medusas y creo que las mamás siempre buscan la forma de sobre exagerar todo :) , sin embargo logré sobrevivir.
Ahí observamos algunos tiburones, tortugas adultas, muchos peces entre ellos el Paracanthurus Hepatus, mejor conocido como Dory de Buscando a Nemo y confieso que (ella es mi personaje favorita). Saliendo del acuario decidimos subirnos a un Barco Taxi, que nos llevaría a rodear todos los lugares cercanos, los cuales solo puedes llegar hasta ahí en barco.


En el Smithsonian´s National Zoo el animal que más nos encantó ver fue el panda, creo que a todos nos encantan los pandas! y además vimos ''en acción'' al perezoso que le llevo demasiado tiempo solo para meter su cabeza a su casita y (ya no esperamos que se metiera por completo).
Siempre ahí en Washington D. C , hicimos un recorrido pasando por la Casa Blanca, La aguja y el Monumento del Presidente Lincoln.
Ese día era domingo por la tarde y mientras caminábamos de La Aguja hacia el monumento, escuche cantar a algunas personas Good, Good Father (Kalley Heiligenthal, mi versión favorita), busque donde era y solo a unos pocos metros pude ver una carpa blanca grande y adentro personas ¡Adorando a gran voz!, no lo podía creer, en un espacio tan turístico, tan reconocido, en donde sobre todo un fin de semana llegan cientos y cientos de turistas a observar monumentos, ellos lo estaban aprovechando para que y quien sabe, más de alguno como yo podrían ser tocados por El Espíritu Santo.
Eso sin duda atrajo mucho mi atención, pensaba en que se supone que los latinoamericanos somos más emocionales, sin embargo nos da pena hacer actividades que exalten y hablen de Dios en lugares públicos e incluso dentro de las Iglesias mismas se nos dificulta adorar a gran voz para evitar problemas con los vecinos.
Y con esto no quiero que piensen que solo creamos desorden, sino que, creo que de la forma en la que otras personas u organizaciones realizan actividades con tanta libertad de expresión, creo que nosotros con mayor razón deberíamos de sentir esa libertad, sobre todo porque es para que otros conozcan un poco más de Dios.

Quiero terminar la entrada compartiendoles esto, en Estados Unidos se aprecia una grande diversidad de religión y cultura a causa de cada uno de los grupos de población que viven en el país.
Me detenía a observar como sobre todo las mujeres árabes usaban el Burka, el Hiyab o el Kufiyya siempre e incluso en parques de diversiones; también las mujeres hindúes con su vestuario, su maquillaje o tatuajes Mendhi que es simbólico de su religión y que a pesar de ya no estar en su país de origen, conservan y llevan con orgullo que pertenecen a un tipo de religión o creencia.
Nosotros los cristianos, no andamos visualmente algo que haga que los demás sepan a primera vista cual es nuestra religión o en quién hemos creído, sin embargo a través de lo que hay en nuestro corazón y a través de nuestras acciones cada vez más deberíamos ser conocidos por los demás. No avergonzarnos de nuestra carrera de vida que hemos decidido llevar por fe en Jesucristo.
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